Miré al sol con tanta intensidad,
que mis ojos quedaron calcinados.
Sentí tanta vida en mis entrañas,
que di a luz un mar dorado.
Imaginé tantas veces mi jardín,
que no hizo falta sembrarlo.
Tu olor impregnó tanto tiempo mi piel,
que vuelvo a ser yo al recordarlo.
Saboreé tantas veces tu dulce aliento,
que deseé mil veces haberte despertado.
Acaricié tan vehemente tu recuerdo,
que mi memoria el resto ha olvidado.
Creí oir tantas veces tu voz,
que olvidé que ya no estabas a mi lado.
Givés
1 comentario:
Precioso, Givés.
David del Sastre.
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